¿Qué problemas presenta la inducción?

a) Mayor riesgo para el feto

La excesiva intensidad de las contracciones puede afectar a la circulación útero placentaria. Es obligado, por tanto, controlar la vitalidad del feto mediante la monitorización.

b) Mayor dolor de parto

En el parto natural, la parte inferior del útero y el cuello uterino (figura 4) son fuertemente distendidos por dos fuerzas antagónicas: la fuerza procedente de la contracción uterina (FC), hacia arriba, y la fuerza que el descenso del fondo uterino (FD) transmite a la cabeza del feto (FF), hacia abajo. Y, el estiramiento de esta estructura (coloreada), rica en fibras nerviosas, es la causa del dolor del parto.

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Fig. 4

En el parto inducido (figura 5), la fuerza (más intensa) de la contracción (FC) transmitida a la cabeza del feto (FF) choca con la fuerte de resistencia de un cuello demasiado rígido. La diferencia entre ambas fuerzas es mayor. Consecuentemente, el estiramiento (zona coloreada) es también mayor y producido de un modo más brusco. Todo lo cual origina una mayor sensación dolorosa.

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Fig. 5

Es un hecho incuestionable la mayor intensidad del dolor del parto inducido. Cualquier mujer que haya pasado por una inducción lo puede atestiguar. Aquí, sólo se explica la biomecánica del proceso.

c) Mayor número de epidurales

La mayor intensidad del dolor obliga a aplicar la epidural con más frecuencia y en una fase más precoz del parto, con los inconvenientes que este hecho conlleva.

d) Postura horizontal

La monitorización y la epidural se suelen realizar con la parturienta en postura horizontal, que enlentece la evolución del parto. Se produce un hecho paradójico: la inducción, encaminada a iniciar y acelerar el parto, se realiza a través de una postura que lleva a todo lo contrario.

La efectividad de las inducciones aumentaría si la parturienta adoptara una postura vertical y deambulando. Ver la monitorización y la epidural.

e) Frecuentes cesáreas

Los frecuentes fallos de las inducciones incrementan el número de cesáreas.

¿Son necesarias las inducciones?

A pesar de los inconvenientes señalados, existen problemas obstétricos en los que las inducciones son absolutamente necesarias.

¿Por qué se realiza una inducción?

Las inducciones obedecen a dos clases de causas:

a) Obstétricas. A criterio del propio tocólogo.

b) Sin causa obstétrica. Inducciones de conveniencia: de la parturienta, del tocólogo o de ambos.

El tocólogo debe asesorar e informar previamente. La mujer debe saber a qué se expone y el pronóstico (según la característica del cuello uterino) del éxito de la inducción.

El presente artículo está encaminado a proporcionarle a la embarazada una exhaustiva información.

Reflexiones finales

Siempre ha existido –y continuará existiendo– el eterno debate entre las tendencias naturalistas y las intervencionista en el parto. Ver El naturalismo y el intervencionismo en el parto y La naturalidad del parto.

En épocas pasadas –no muy lejanas–, la estrella del intervencionismo obstétrico era el fórceps. Hoy, la gran estrella es la inducción.

La embarazada –y su entorno– vive la espera del parto con incertidumbre, expectación, ansiedad…. Está deseosa de su comienzo.

Y, para el tocólogo, la espera del parto supone una dificultad añadida a su dura profesión. Lo ideal para el tocólogo sería que todos los partos se produjeran en horarios laborales.

La inducción ha terminado con la fastidiosa espera. La inducción –encaminada, en un principio, a resolver problemas obstétricos– se ha convertido en la actualidad en un instrumento de programación del parto "a conveniencia".

Pero, no se debe olvidar que el comienzo natural –lento, suave, armónico,…– es el mejor. Y, el inducido debe dejarse sólo para los casos necesarios.

Tanto la embarazada (y su entorno) como el profesional deben tener presente una máxima de la asistencia al parto: saber esperar.

 

 

 

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