DEL ARTE DE PARTEAR DE AYER A LA OBSTETRICIA DE HOY

José F. Fernández Godoy

Cuestiones etimológicas

La palabra arte es sinónimo de habilidad, destreza, ingenio, maestría, aptitud... El "arte de partear" es, por tanto, la habilidad, destreza o ingenio, para solventar las dificultades del parto.

La palabra obstetricia procede del latín: "ob", delante y "stare", permanecer. El significado del término obstetricia es, pues, permanecer delante o al lado de la parturienta. La obstetricia fue concebida con la finalidad de la asistencia al parto.

Llama la atención que el término obstetricia refleje, según su concepción etimológica, una pasividad ante el parto superior a la del "arte de partear".

Reseña histórica

Se dice que la obstetricia es una especialidad médica de creación relativamente reciente. Sin embargo, en la obra del médico griego Sorano de Efeso (siglos I-II d.C.), “De arte obstetrica morbisque mullierum” (descripción detallada de los órganos genitales femeninos y de las diferentes presentaciones del feto en el útero), ya aparece la palabra "obstetrica". Y es de una especial significación, que dicha palabra "obstetrica" vaya al lado de la palabra “arte”.  Sorano de Efeso es considerado -estimo que acertadamente- el fundador de la obstetricia.

El arte de partear estuvo tradicionalmente a cargo de las parteras, y la misión del médico primitivo se reducía a dar consejos y a preparar brebajes. Las parteras, además de cubrir misiones asistenciales, desempeñaban una labor en la vertiente mágica que siempre ha tenido -y sigue teniendo- el parto: indicaban el modo de concebir un hijo niño o niña, averiguaban el sexo del feto e, incluso, adivinaban, a través de las estrellas, la fortuna futura del que estaba por nacer.

En la larga transición del arte de partear de ayer a la obstetricia de hoy es clave el siglo XVI:

En el siglo XVI se produjo una exaltación de la familia, se incrementó el interés por la mujer y el niño y, consecuentemente, florecieron las especialidades médicas afines a ambos: obstetricia, ginecología y pediatría.

Y, para atender la creciente demanda social de ayuda a la mujer y al niño, los médicos y cirujanos iniciaron un proceso de educación e instrucción a las parteras, comadres o madrinas, surgiendo así, una literatura especial: los llamados “Libros de comadres”, libros, de exposición muy sencilla, sobre el parto y los cuidados sanitarios del niño.

De la actitud pasiva ante el parto habida hasta entonces –se pensaba según las teorías de Roslin y Paré que el feto tenía una participación activa en el mismo- se fue pasando a actitudes más intervencionistas. Se produjo, pues, un incremento de las prácticas obstétricas.

Superada la prohibición por parte de las religiones cristiana e islámica de las disecciones de cadáveres, los conocimientos anatómicos experimentaron un extraordinario avance (el siglo XVI fue denominado “siglo de la anatomía"). Se activó el campo de la cirugía y se realizaron -si bien, con pésimos resultados- algunas cesáreas.

El siglo XVI marcó, pues, una etapa en la que los cirujanos, educando parteras en los hospitales, escribiendo libros para comadres y, poco a poco, interviniendo activamente en el parto, contribuyeron al florecimiento de la obstetricia. Y, las antiguas parteras, tras un proceso de formación, se integraron en la naciente obstetricia.

La obstetricia de hoy

La obstetricia fue ampliando progresivamente su campo de acción y, del antiguo "estar presente en el parto", se ha pasado hoy al estudio de la mujer en la gestación y en el puerperio, a la vigilancia del desarrollo fetal, a la reproducción asistida,..., y, en lo referente al parto, de la aptitud pasiva del "estar presente" se ha pasado a la activa de dirigirlo y manipularlo. El nuevo arsenal químico y la moderna tecnología permiten hoy actuar sobre la dinámica del parto (inducirlo, acelerarlo, frenarlo,...), y los grandes progresos en el campo de la cirugía han situado a la cesárea en la principal opción para solventar la conflictividad del parto humano.

La marginación del parto natural en la obstetricia moderna ha motivado que las antiguas parteras hayan perdido su razón de ser. Un sector de las matronas actuales, alineado en los movimientos naturalistas, proclaman la continuidad del parto natural, pero la mayoría, integrada en la obstetricia de hoy, asumen actividades de vigilancia del embarazo, preparación de la gestante, etc., y su papel en el parto ha perdido el protagonismo de otros tiempos.

Proceso integrador

El hecho de que la obstetricia haya seguido unos cauces lógicos de progreso y expansión no justifica la marginación del parto natural.

El arte de partear -la habilidad, destreza, ingenio o maestría para facilitar por medios naturales el complejo parto humano-, debe estar integrado en la propia obstetricia.

Pero, es necesario que el "arte de partear" de hoy se realice desde el campo de la biomecánica; porque, actualmente, no se puede concebir el manejo de los mecanismos naturales del parto sin tener presente los fundamentos físicos que entran en juego.

 

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