Introducción
En el largo proceso de la evolución humana, el tronco se fue elevando sobre las extremidades posteriores de la originaria fase cuadrúpeda a expensa de un giro de la pelvis de unos 45 grados y de la curvatura lumbar de la columna vertebral.
Fig. 1
La figura 1 es una visión lateral de un corte anteroposterior de la pelvis (en marrón) a nivel de la sínfisis del pubis (S. Pubis), y de la curvatura lumbar (en azul) de la columna vertebral.
La adquisición de la posición erguida llevó consigo:
a) La aparición del promontorio, un saliente que invade el canal del parto y que marca la parte posterior de la entrada del mencionado canal.
b) Que, la sínfisis del pubis (S. Pubis), que marca la parte anterior de la entrada del canal del parto, está en un plano inferior al promontorio. De tal manera, que el diámetro (D A-P), que señala la entrada del canal del parto, forma con la horizontal un ángulo de unos 45°.
c) Que, debido a lo anterior, la dirección del eje del canal del parto (E. Canal) es la mostrada en la imagen.
Fig. 2
En la figura 2, pelvis de frente, se aprecia el pubis (y la sínfisis) en un plano inferior al promontorio. Y, se muestra el canal del parto (flecha) y la cavidad cotiloidea (C) (alojamiento de la cabeza del fémur).
Las características expuestas ejercen las siguientes influencias sobre el parto (figura 3):
Fig. 3
a) Una divergencia entre los eje del feto (E.F.) y del canal del parto (E.C.). Y, consecuentemente, el pubis supone un serio obstáculo al descenso del feto.
b) La mencionada divergencia varía en función de la postura de la parturienta.
c) El grado de la divergencia repercute en la biomecánica del parto. A mayor grado, más dificultad del parto (Ver más).
La postura de la parturienta ejerce, pues, una marcada influencia en la biomecánica del parto.